Recuerde la experiencia o experiencias de celos más
extremas por las que haya pasado. ¿En qué medida utilizó cada una de las
estrategias que se mencionan a continuación? ¿Nunca, sólo una o dos veces, muy
pocas veces, de vez en cuando, a menudo, habitualmente o
siempre?
• ¿Habló con su compañero de la situación y de
su respuesta a la misma en una forma racional?
• ¿Apeló al sarcasmo?
• ¿Aceptó la situación porque sentía que no
podía hacer nada al respecto?
• ¿Evitó el tema y trató de no pensar en
él?
• ¿Se entregó a un “silencio sepulcral” para
dar a entender claramente que tenía conciencia del problema pero se negaba a
hablar de él?
• ¿Lo negó? Es decir, ¿sabía que su compañero
estaba involucrado con alguna otra persona pero prefirió no darse por
enterado?
• ¿Lloró delante de su compañero para poner de
manifiesto su obvio sufrimiento, o prefirió hacerlo en soledad?
• ¿Apeló a la agresión verbal, gritándole a su
compañero o insultándolo?
• ¿Tomó represalias tratando de despertar los
celos de su compañero, dedicándose a flirtear, a tener un amorío o hablándole de
otros amantes?
• ¿Atacó físicamente a su compañero? ¿Le dio
puñetazos, lo arañó o le arrojó platos?
• ¿Dejó a su compañero, temporalmente o para
siempre?
• ¿Sufrió en silencio y a escondidas, para que
ni su compañero ni nadie se enteraran de su sufrimiento?
• ¿Sufrió en silencio pero visiblemente
(poniendo cara triste y suspirando) cada vez que estaba en presencia de su
compañero?
• ¿Cuando pensó en la situación trató de
encontrarle el lado divertido?
• ¿Hizo un chiste sobre la situación dirigido a
su compañero o a otras personas?
• ¿Reflexionó acerca del papel que jugó usted
en la situación y evaluó racionalmente cómo se sentía o qué temía
perder?
En las
respuestas a la “¿Cómo hace frente a los celos?” en dos estudios
diferentes realizados por la profesora Ayala Malach Pines, entre una muestra de
285 hombres y 283 mujeres, sobre el tipo de respuesta que usaban con más
frecuencias cuando se sentían celosos, la respuesta elegida con más
frecuencia fue: “Hablo de ello con mi compañero.” La
menos elegida fue: “Respondo con violencia.”
Éstos son los porcentajes de las respuestas, en orden decreciente:
Éstos son los porcentajes de las respuestas, en orden decreciente:
• Hablo de ello con mi compañero
(34%)
• Le hago saber a mi compañero que me siento
herido/a (25%)
• Trato de ignorar el tema (22 %)
• Grito (7 %)
• Me escapo (5 %)
• Respondo de alguna otra forma
(5%)
• Respondo con violencia (1%)
El problema con estos porcentajes es que nos
revelan solamente la estrategia primaria a la que apela la persona, cuando lo
cierto es que en muchos casos se apela a diferentes estrategias en momentos
diferentes e incluso simultáneamente.
En el segundo estudio, se preguntó a 103
hombres y mujeres si emplearon o no cada una de una lista de dieciséis
estrategias que se les hizo conocer previamente. Una vez más, la “discusión
racional” fue una de las dos estrategias más frecuentes, en tanto que la segunda
fue “Reflexiono acerca del papel que jugué en la situación y evalúo
racionalmente cómo me siento o qué temo perder”. En este grupo, la “violencia
física” también fue la estrategia mencionada con menor frecuencia. Éstos son los
porcentajes de las personas que respondieron “sí” cuando se les preguntó si
apelaban a una estrategia determinada para hacer frente a los celos
extremos:
En dos estudios diferentes,
con dos grupos de personas diferentes y preguntas diferentes, la estrategia más
frecuentemente mencionada para hacer frente a los celos fue la discusión
racional, y la menos frecuente la violencia.
¿Significa esto que realmente la gente es más
propensa a hablar de los celos en forma racional, o a reflexionar acerca del
papel que jugó en la situación? No necesariamente. Lo más probable es que hayan
respondido de acuerdo a lo que saben que es la forma más aceptable de conducirse
con respecto a los celos, con independencia de que realmente actúen así o
no.
Si yo le pidiera a usted que recordara los
celos más intensos que experimentó en su vida, y después le preguntará cómo le
habría gustado responder a la situación que desencadenó esos celos, lo más
probable es que me dijera que habría tenido una discusión racional y serena con
su compañero o que habría reflexionado en la situación y en el papel que usted
jugó en ella. También es bastante probable que usted haya actuado de una manera
algo diferente, lo que explica en parte que siga recordando el episodio como la
experiencia más extrema de celos que vivió.
El hecho es que hablar con su compañero y
reflexionar acerca del papel que usted jugó son sin duda las mejores estrategias
para hacer frente a los celos, porque son las que cuentan con las mayores
probabilidades de producir resultados positivos. La cuestión es cómo
hacerlo.
Puesto que es difícil pensar claramente y
comparar opciones cuando uno está inmerso en una crisis afectiva, lo mejor es
apartarse temporalmente de la persona y la situación que desencadenaron los
celos. De ser posible, márchese de la ciudad. Es importante actuar con
independencia y pensar, con o sin la ayuda de un amigo o un
profesional.
Una vez solo, es conveniente considerar algunos
interrogantes. Si bien se trata de preguntas que ya fueron mencionadas en
esta sección y en diferentes partes de esta guía, vale la pena
repetirlas:
• Primero, ¿qué es exactamente lo que lo está poniendo
celoso? ¿El hecho de que él está saliendo sin usted? ¿Qué ella parece pasarla
mejor con él que con usted? ¿Que él tuvo un amorío?
• Segundo, ¿qué es lo que ha anidado en el
corazón de sus celos? ¿Envidia de su rival? ¿Temor a una pérdida? ¿Temor al
abandono? ¿Humillación? ¿Una amenaza a la relación? ¿Una amenaza a su
ego?
• Tercero, ¿por qué está experimentando ese
componente específico de los celos con tanta intensidad? ¿Se relaciona con una
antigua experiencia que pudo haber vivido en su infancia? ¿Qué relación tiene
esa antigua experiencia con lo que está experimentan do ahora? La amenaza
actual, ¿podría estar relacionada con lo que le resultó más gratificante del
amor de su compañero al comienzo de la relación?
Una vez que haya identificado su papel en el
problema de celos, considere cuáles son las opciones con que cuenta para
responder al mismo. Considere también cómo podría responder su compañero a cada
una de esas opciones, y qué es lo que usted quiere que suceda. Si lo que más
quiere es que vuelvan a estar estrechamente unidos, atacar a su compañero no es
la mejor estrategia. Es probable que si expresa su amor y su dolor los
resultados sean mucho más positivos.
La mejor forma de lograr ese objetivo es una
discusión abierta y respetuosa que les dé a usted y a su compañero la
oportunidad de describir sus sentimientos y explicar todo aquello que sea
necesario explicar sin atacarse. Una forma de hacerlo es que cada uno dedique
exactamente cinco minutos a exponer un tema (¡nada más que uno!) mientras el
otro escucha y trata de entender. El que escucha sólo puede intervenir para
pedir una aclaración, y al cabo de los cinco minutos debe repetir lo principal
de la argumentación. Su resumen deberá contar con la aprobación del que
habló.
En todas las conversaciones podrán evitar la
aparición de sentimientos hirientes y contraataques si usted y su compañero
siguen cuidadosamente los siguientes tres pasos:
1. Describa lo que piensa que el otro está
sintiendo. (“Creo que cuando estoy contigo en una fiesta te sientes
incómodo.”)
2. Describa lo que usted está sintiendo.
(“Me siento excluido cuando tienes largas conversaciones con otras personas,
sobre todo cuando estás hablando con una persona atractiva del sexo
opuesto.”)
3.
Exprese claramente qué es lo que quiere. (“Me gusta ría mucho que me incluyeras
en algunas conversaciones.”)
Cuando la situación es
demasiado explosiva para cualquier tipo de conversación, piense en la
posibilidad de que cada uno escriba lo que quiere decir al otro, bajo la forma
de una carta de amor.
Si se siente sobrepasado por los celos y piensa
que puede llegar a hacer alguna “locura”, recuerde la importante distinción
entre lo que siente y lo que hace. Aun en caso de que sienta que está loco, no
tiene por qué actuar como un loco; aun en caso de que sienta que ha perdido el
control, no tiene por qué actuar de ese modo. De hecho, los terapeutas
conductistas piensan que es posible modificar nuestros sentimientos cambiando
los pensamientos o las acciones asociadas con ellos.
No siempre nos damos cuenta, o estamos
dispuestos a admitir, que tenemos una amplia variedad de opciones para responder
cuando estamos en una situación de celos. Podemos mostrarle a nuestro compañero
cuán importante es la relación para nosotros; podemos apartarnos de la situación
o de la relación: podemos ignorar lo que está sucediendo; podemos mostrarle a
nuestro compañero cuánto estamos sufriendo; podemos tomarlo a risa, podemos
hacer un escándalo; o podemos hablar con nuestro compañero de nuestros
sentimientos y deseos.