2013/08/21

¿Tengo Nomofobia?

La nomofobia es ese  fenómeno obsesivo por el cual se nos crea una necesidad compulsiva de estar las 24 horas conectado al Smartphone o al Tablet y que se expresa como una manifestación fóbica por el miedo a dejar de estar conectados permanentemente. La obsesión nomofóbica surge del estrés que provoca llevar hasta sus últimas consecuencias el concepto “inmediatamente”. El nomofóbico vive es un estado de presión sinfín, en un bucle que retroalimenta con su comportamiento compulsivo, porque en estos dispositivos se encuentra, en demasiados casos, gran parte de nuestras vidas. Muchas de nuestras emociones están contenidas en los tipos de relaciones que mantenemos mediante los dispositivos tecnológicos que nos permiten estar enchufados a las Redes Sociales, a las diversas plataformas de mensajería instantánea, a los juegos, a la música o a la imagen digitalizada.
¿Estamos ante la posibilidad de que en determinadas personalidades, este tipo de ansiedad genere un trastorno obsesivo – compulsivo?
Por lo pronto, si somos de esas personas que no vamos a ninguna parte sin nuestro teléfono móvil o celular, si dormimos con él y lo primero que hacemos al despertar es revisarlo, si comemos con  él, si no somos capaces ni de hacer nuestras necesidades fisiológicas sin llevarlo con nosotros, si nos da miedo dejarlo en cualquier lugar de la casa al cual no podríamos acceder a tiempo en caso de que sonase una llamada; entonces sabemos que tenemos un problema. Es congruente pensar, desde una óptica clínica, que si gradualmente estos comportamientos se van agudizando en nosotros, algunos podremos acabar en la antesala del Trastorno obsesivo-compulsivo, o padeciéndolo directamente. Esto dependerá de nuestra vulnerabilidad a los factores estresantes y desencadenantes de estos comportamientos. Por otro lado, si tenemos en cuenta que es la población adolescente la que está más expuestas a los efectos de la nomofobia, y teniendo en cuenta que el curso de los trastornos fóbicos y compulsivos suelen tener su inicio en estas edades tempranas de nuestro ciclo vital, el riesgo de convertirnos en verdaderos obsesos del móvil se multiplica exponencialmente.
¿Estaremos, en todo caso, expuestos a una conducta adictiva?
La adicción al teléfono móvil es, para según quién, la enfermedad del siglo XXI. Desde el punto de vista de la psicología del consumidor, la dependencia de este tipo de productos genera ataques de ansiedad, pánico e irritabilidad, es decir, la sintomatología propia de un consumidor compulsivo, en este caso sustentada en una relación no utilitaria con el Smartphone o la Tablet, que no sólo considera el acaparamiento de tiempo en detrimento de otras tareas familiares, sociales o laborales, sino en las causas y repercusiones que tiene su uso. El grado de adicción psicológica que supone esto es demoledor, porque nos encontramos ante el derrumbe de los  hábitos promovidos por necesidades adaptadas, por preferencias y por gustos, para situarnos en la cuerda floja del ritual compulsivo, de la precariedad del ánimo, del deterioro de las habilidades sociales, etc. Estamos, en consecuencia ante una adicción compulsiva cuando se producen estos casos tan extremos; es habitual que en las personas que ya padecen este problema encontremos, al igual que lo hacen los adictos al alcohol o a las drogas, un amplio abanico de excusas y justificaciones del consumo compulsivo, así como de tratar de culpar a otros de las consecuencias de sus propios actos.
Como en casi todas las adicciones y conductas compulsivas se aprende de las recaídas. En general los hábitos compulsivos se pueden cambiar, si bien es necesario entender desde el principio, la absolutamente necesidad de aprender a gestionar nuestros estados de ánimo, evitar los desencadenantes de la conducta y cultivar otros nuevos métodos de relación y de relajación que puedan compatibilizar con la lógica utilización de la telefonía móvil.