2013/08/01

¿Eres un consumidor compulsivo?



El consumo excesivo, de bienes materiales o de todo tipo de servicios, es un acto directamente relacionado con los desajustes emocionales. Algunas de estas conductas pueden alcanzar un nivel de desadaptación personal y social tal, que la persona que padece el deseo compulsivo por acumular objetos y servicios, puede acabar por padecer un trastorno severo en su psicología. No poder evitar comprar, adquirir, guardar, juntar o “atesorar” cosas, que sobrepasa cualquier expectativa que dicte el sentido común, acaba por tener repercusiones negativas en diversos aspectos de la vida como el emocional, el físico, el social o el financiero. Existen dos indicadores que nos revelan la presencia de consumo compulsivo, por un lado la restricción y obstrucción del espacio físico en el que habita la persona o la familia, por otro, el aumento de los conflictos  personales y familiares que conducen a conductas de aislamiento social, endeudamientos, fricciones en la pareja, familia, trabajo, etc., que desembocan en separaciones y divorcios, rupturas filiales y pérdida de empleo. Cuando el consumo o acumulación compulsiva se produce en personas que viven solas, esta conducta desadaptativas suele pasar más desapercibida y las posibilidades de corregirlas disminuyen considerablemente.
El factor fundamental que hace que un consumidor-acumulador compulsivo no sea capaz de cambiar su conducta, es la ansiedad que le produce la sola idea de tener que deshacerse de ellos, por muy inútil que sea todo lo que almacena. Le resulta imposible. La sensación de bienestar que le produce tener cantidades ingentes de ropa, zapatos, bolsos, coches, artículos del hogar, bolsas, revistas, tecnología, libros, juguetes, basura, etc., hace que sienta que tiene control sobre su vida, desechando toda posibilidad de que, lo que realmente esté pasando es, justamente, todo lo contrario. Las personas que padecen esta condición inyectan una alta dosis de contenido sentimental a los objetos que posee, convirtiéndolos, con ello, en una prolongación de sí mismos. Esta identificación es clave para percibir un miedo irracional a que estos objetos desaparezcan de su entorno; están convencidos de que sin sus objetos son vulnerables, inseguros y su vida sería un verdadero caos. Se trata, sin duda de pensamiento distorsionado que es el germen de su problema.
Por lo general, el acumular compulsivamente viene asociado otras condiciones clínicas de desajuste psicológico, como el trastorno obsesivo-compulsivo, las depresiones o los déficits de atención. En estos casos la acumulación compulsiva se disparata y abre la puerta a obsesiones del tipo: “guardar mucha ropa de menos talla por si algún día baja de peso”, que están cargadas de frustración y tristeza. En estos casos, el problema se ha de abordar tratando de poner algo de orden en el caos. Las personas que sufren este problema mejoran su salud emocional cuando son capaces de jerarquizar el uso y el valor de las cosas para saber si tiene sentido o no conservarlas.