De los efectos del
tabaco sobre el organismo humano son conocidas las asociaciones con
enfermedades respiratorias y cardiovasculares y algunas formas de cáncer. Pero
fumar produce otros trastornos igualmente importantes. Una de ellas es la
disfunción eréctil, claramente superior en hombres fumadores. En las mujeres
fumadoras, más propensas a padecer estas enfermedades, el tabaquismo puede ser causa, además, de
infertilidad.
Hoy es una certeza que el consumo de tabaco
contribuye, cuando no es causa de la aparición de la disfunción eréctil, esta
realidad se sustenta en que el tabaquismo tiene una gran influencia en los
cuadros de arteriosclerosis y otras enfermedades coronarias. La
arteriosclerosis es indisociable de las disfunciones eréctiles y el hábito de
fumar contribuye notablemente en el endurecimiento de las arterias,
disminuyendo el riego sanguíneo en todo el sistema circulatorio al propiciar el
aumento de placas en los vasos sanguíneos y en particular en la cantidad de
sangre que fluye al pene y permite su erección normal. El
tabaco afecta los flujos sanguíneos del pene, reduciendo la presión sanguínea
en su interior. Durante la erección grandes cantidades de flujo sanguíneo
penetran en las arterias del pene. El sistema venoso peneano, a través de una
especie de válvulas, se comprime para evitar que la sangre salga del pene,
quedando atrapada en unas cavidades denominadas senos cavernosos. Este
mecanismo se halla alterado en los fumadores, lo que provoca dificultades para
iniciar la erección y también para mantenerla el tiempo necesario.
Veinte cigarrillos diarios son suficientes para
incrementar hasta un 60% el riesgo de padecer impotencia sexual en hombres
fumadores. Fumar menos de un paquete diario no contribuye a una mejora
sustancial de este peligro. La disfunción eréctil se debe considerar, además,
como una señal de alerta de posibles
problemas circulatorios en el cerebro o el corazón. Es decir peligro de padecer
un infarto o una trombosis cerebral.
El consumo de tabaco se ha asociado tradicionalmente a
una buena y satisfactoria salud sexual. Sin embargo, las evidencias se
agolpan en dirección contraria. A los ya citados efectos sobre el sistema
circulatorio peneano, al fumar también se le atribuye una reducción del volumen
de la eyaculación así como una disminución del número relativo de
espermatozoides y una merma significativa de su calidad: espermatozoides
deficientes, de movilidad reducida y menor capacidad para fecundar al óvulo. La
suma de todos estos factores puede conducir a infertilidad.