Una vida sexual
saludable embellece. Son conocidos los muchos estudios científicos que aseguran
que la práctica habitual de sexo consentido y especialmente acompañado de
emociones positivas y afectos sinceros, tiene un efecto antiestresante y de
mejora de los sistemas inmunológico y cardiovascular muy importantes. La
liberación de oxitocina, que acompaña a la relación sexual, no sólo disminuye
nuestra percepción negativa del estrés, sino que potencia nuestra capacidad
para relacionarnos socialmente y aumenta el sentimiento de confianza en uno
mismo. El sexo satisfactorio también tiene un efecto inhibidor de la
destrucción de colágeno, que es la proteína más abundante de nuestro cuerpo y
un componente esencial de los huesos, ligamento, tendones, cartílagos y piel, y
que es muy vulnerable a la acción del sol, el consumo de tabaco, el abuso de
medicamentos o de cremas con acción de corticoides que atrofian la piel. El
sexo hidrata y, en consecuencia aporta oxígeno y nutrientes que retardan la
aparición de arrugas y manchas cutáneas. Al favorecer la tonificación del
cuerpo se produce una mayor elasticidad de la piel, una mejor flexibilidad
muscular, lo que favorece la prevención de problemas musculoesqueléticos.
Conseguir estos efectos no es tarea difícil, en casi todas las relaciones
sexuales apasionadas el cuerpo puede beneficiarse de la hidratación propia de
la actividad sexual, no obstante, el conocimiento del cuerpo y en especial de
las zonas erógenas de mujeres y hombres multiplican las posibilidades de
conseguir efectos de estimulación sexual, emocional, así como de hidratación cutánea
gracias a la transpiración, que libera aceites naturales que aumentan la
sensibilidad táctil. Las mejoras de las relaciones sexuales sobre el cabello
son, también, producto de una mejor circulación sanguínea. El sexo tiene
también una gran capacidad para la recuperación al ser un estupendo inductor
del sueño post sexo, y dormir es una buena medicina cosmética.