Muchas personas, principalmente
padres, se preguntan frecuentemente si es
o no es saludable participar de actividades familiares con su ex pareja.
Se trata de un tema recurrente que afecta y preocupa sobremanera a la gran
mayoría de las parejas separadas. Cuando buscan opinión profesional lo primero
que se les comenta es la importancia de que los padres se comuniquen entre
ellos, naturalmente por la salud de los niños. De no ser por ellos, las
relaciones entre personas que han decidido no compartir más sus vidas
dependerán de las circunstancias en las que se haya puesto fin a la relación.
Lo ideal, por tanto, sería que los miembros de la expareja desarrollaran una
interacción activa, que se comunicaran abierta y sinceramente, esta actitud si
se desarrolla de una manera libre y consentida, beneficiará a todas las
personas que participan de ella. Existe evidencia de que los niños de padres
separados tienen un mejor beneficio en su desarrollo si los papás se comunican,
al menos, de una forma funcional positiva.
Claro está que esta es una situación ideal que no se da todo lo a menudo que sería deseable y en
algunos casos en los que se intenta sujeta a cierto grado de obligatoriedad
suele resultar de poca ayuda. La flexibilidad es un factor necesario para una
buena relación entre los miembros de una antigua pareja que no siempre estamos
dispuestos a realizar. El abanico de comportamientos de las ex parejas es
amplio, pero abundan los que tan solo pensar en pasar algo de tiempo con su
expareja resulta una pesadilla. Muchos padres incluso dejan de participar en
actividades importantes para los niños por no pasar tiempo con la ex pareja.
Naturalmente las relaciones minimizadas o inexistentes son un conflicto para
todos, aunque afectan más negativamente a los hijos en su niñez y adolescencia,
y a los padres en su vejez, donde recogemos lo sembrado para enfrentarnos a la
soledad.
La pregunta sobre si es o no
saludable para los padres hacer actividades juntos como familia, aunque estén
separados, se debe contestar necesariamente reflexionando sobre otra cuestión,
la de si son capaces de llevar a cabo actividades juntos sin tener conflictos
entre sí. En caso afirmativo, la
interacción con los otros miembros de la familia será habitualmente positiva,
aunque es conveniente tener en cuenta algunas precauciones:
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Si existen actitudes de negación de la separación es mejor evitar las actividades en pareja. En
ocasiones desde la negación puede entenderse la predisposición del otro a la
realización de actividades conjuntos como señal de oportunidad de
reconciliación, creando unas falsas expectativas muy perjudiciales para todos.
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Se han de evitar los rituales, como cumpleaños, irse
de vacaciones, pasar juntos las navidades, que crean enormes expectativas
falsas de reunificación familiar, además son rituales que complican mucho la posibilidad
de rehacer la vida con otras personas. La realización de actividades con la
expareja deben estar circunscritas a conseguir la mejor adaptación posible de
los hijos a la nueva situación.
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Los niños no tienen que ver necesariamente a papá y a
mamá como amigos, sino como personas que se preocupan por ellos y que les
quieren por encima de las demás circunstancias.
Pero cada caso es diferente, tiene sus propias dinámicas. No
existe ninguna regla sobre qué tipo de relación es la más apropiada una vez que
se ha producido una separación conyugal o de pareja. Lo único que se requiere
como necesariamente común en todos los casos es que el adulto se comporte como
adulto frente a los hijos, esta actitud enseña a los niños a establecer
relaciones saludables con otras personas.