2014/07/17

Cuando a él no le apetece



La falta de deseo sexual es uno de los problemas sexuales que, en el varón, resulta muy escurridizo, tanto a la hora de establecer un diagnóstico del trastorno como para conocer los datos reales de incidencia en la población.




Un hombre, con una disfunción sexual  orgásmica, como la disfunción eréctil o la eyaculación precoz, puede experimentar falta de deseo como consecuencia de ansiedad anticipatoria, por la cual siente miedo a no estar a la altura de las exigencias de la relación, a no ser capaz de complacer a su pareja, a tener una pérdida sexual, incluso antes de que alguno de estos problemas se haya presentado en el  transcurso de la relación de pareja. Son numerosos los hombres afectados por una disfunción sexual, que sólo hablan de su apetencia sexual cuando no está presente su pareja; refiriendo, a menudo, que en la masturbación no hay que dar la talla, no existe evaluación sobre su capacidad para satisfacer a la otra persona.
Suele ocurrir, en estos casos, que el hombre con disfunción por deseo sexual hipoactivo, sufre, de forma añadida, la presión social propia de los mitos, de los estereotipos masculinos, conforme a los cuales "Los hombres siempre están dispuestos", "Ellos siempre quieren". Para un hombre es más difícil, si cabe, decir "que no" a una inminente relación sexual. Este particular es, en ocasiones, producto de la falta de comunicación en la pareja.
El trastorno por deseo sexual hipoactivo tiene en el hombre un gran componente fruto de la baja autoestima, que le hace percibirse así mismo como poco deseable y, por lo tanto, intenta no forzar situaciones en las que su pareja se sienta incómoda. Ocurre que, por su parte, la pareja, sobre todo si existen lazos afectivos profundos, evita insinuar al hombre nada, evitando el rechazo de éste.
Hay casos en la que la falta de deseo se produce por la idea de "todo o nada". Esta es una idea distorsionada dentro de las relaciones y, según la cual, el sexo es una secuencia de conductas sexuales que se inician con los besos y acaban en el orgasmo. En estos casos, los procedimientos de reestructuración cognitiva de la terapia de pareja es especialmente efectiva. Llegar a controlar que uno puede empezar y acabar las relaciones cuando le apetezca, sin miedo a los enfados, a lo que el otro pensará, aumenta la seguridad en nosotros mismos y favorece intercambios afectivos y eróticos mejores.
Estas son algunas consideraciones sobre la falta de deseo sexual en el hombre con disfunción sexual que la experiencia profesional nos ha enseñado. Existen, naturalmente, otras muchas explicaciones al deseo sexual hipoactivo masculino, que en la mayoría de los casos responden a cuestiones emocionales o de relación más que a problemas orgánicos.